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Jorge Rivera, con sed de conquista

El veterano luchador puertorriqueño parece estar viviendo un segundo aire en su carrera profesional luego de enhebrar tres victorias consecutivas en sus últimas presentaciones en el octágono. Con sus treinta y ocho años de edad y un récord para nada despreciable de 18 victorias y 7 derrotas, Rivera tendrá la oportunidad de meterse entre los mejores de su división con una victoria sobre el durísimo luchador italiano Alessio ¨El Legionario¨ Sakara en el próximo UFC 122.

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En los papeles, todo parece indicar que será un enfrentamiento sumamente equilibrado ya que ambos luchadores poseen un récord profesional similar, registrando el mismo número de derrotas (siete cada uno) y un ratio similar entre victorias por nocaut y triunfos por la vía de la sumisión. En términos motivacionales, ambos luchadores llegan de la mejor manera a este combate, luego de haber derrotado a sus últimos tres rivales.
 
Para “El Conquistador” y para muchos otros luchadores, las artes marciales mixtas han servido de guía e inspiración para alejarse de una vida de excesos, malas compañías y frecuentes problemas con la ley:
 
“La escena de las artes marciales mixtas cambió totalmente mi perspectiva de todo. Me llevó de una etapa en mi vida donde no estaba para nada feliz, y me hizo conocer a mucha gente maravillosa y otra forma de pensar y de vivir”.
 
El boricua ha sabido asimilar duros golpes dentro y fuera del octágono. El 5 de agosto de 2008, la vida lo puso a prueba luego de que su hija mayor, Janessa, de tan sólo 17 años, falleciera de forma repentina a causa de una reacción adversa generada por la utilización de pastillas anticonceptivas. Gracias a su fuerza, determinación y al apoyo de toda la comunidad de las artes marciales mixtas, Rivera logró sobreponerse y reaparecer con un triunfo frente a Nissen Osterneck meses después:
 
“Me dije a mi mismo que tenía que mirar hacia adelante y seguir con mi vida, honrándola como se merece. Hacer las cosas correctamente, no sólo por ella sino por mis hijos y el resto de mi familia que aún tengo. Aún tengo que perseverar y vivir. Eso es lo que trato de hacer...”.
 
A lo largo de su carrera, Jorge Rivera ha padecido lesiones de gravedad que lo han hecho evaluar la posibilidad de un retiro prematuro. En febrero del 2007, sufrió la fractura de su mandíbula a manos del potente noqueador Terry Martin, viéndose obligado a pasar por el quirófano y alejándose así del octágono por casi un año. Dos años más tarde, luego de la pelea con Osterneck, Rivera tuvo que someterse nuevamente a una cirugía para corregir un inconveniente en la articulación del hombro izquierdo.
 
Luego de casi diez años de carrera, Jorge Rivera debe estar orgulloso de sí mismo por haberse probado con los mejores de su división:
 
“De esto se trata todo para mi, de probarme a mí mismo. ¿Cuál es el sentido de luchar, si no estás dispuesto a probarte con los mejores? Cuando me retire, podré decir algo de lo que pocos pueden decir: me enfrenté con lo mejor de lo mejor”.