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Bisping ratifica su poderío

Cuando el árbitro de la pelea semiestelar de la
noche, Marc Goddard, llamó a los protagonistas de la contienda al centro del
octágono, era previsible que éstos no chocarían sus guantes.

La enemistad entre Jorge “El Conquistador”
Rivera y Michael “El Conde” Bisping era manifiesta y la tensión había sido
evidente ya el día anterior durante el pesaje reglamentario.

Luego de dos meses de provocación y agresión
verbal, Jorge Rivera tendría que respaldar lo dicho en el centro del octágono. 

Desde el minuto inicial del combate, ambos
luchadores se mostraron dispuestos a intercambiar golpes de puño.

Rivera, un tanto estático, no logró combinar
sus puños de manera inteligente y buscó el golpe del nocaut que nunca llegó.
Bisping mostró, una vez más, que es un artista marcial con todas las letras,
capaz de llevar a cabo un plan de pelea al pie de la letra.

El británico tuvo éxito con sus derribos, y
logró llevar el combate a la lona a discreción.

Mostró su sapiencia a la hora de evitar los
intercambios francos de golpes con un rival conocido por su poder de noqueo. Cuando
restaban aproximadamente dos minutos para la culminación del primer asalto,
Bisping propinó un tremendo rodillazo al rostro del boricua cuando éste aún
tenía sus dos rodillas sobre la lona.

Este golpe es ilegal bajo las reglas unificadas
de las Artes Marciales Mixtas por lo que se penó al inglés con un punto de
descuento.

Cuando todo parecía indicar que el combate
sería detenido por los doctores, Rivera, visiblemente afectado por el impacto,
le comunicó al referí que estaba dispuesto a continuar. Desde aquel momento,
Rivera no fue el mismo y sus piernas ya no respondieron de la misma manera. El
boricua demostró las agallas necesarias para seguir en combate.

Bisping olió la sangre y se abalanzó sobre su
rival. La campana señalizó el término del primer asalto, con un claro
dominador, Michael Bisping. Ambos luchadores intercambiaron palabras para nada
amistosas en el centro del octágono, elevando aún más la temperatura del Acer
Arena. Con el punto de descuento, era razonable esperar que las tarjetas de los
jueces señalaran un empate parcial.  

 

El segundo round de la pelea fue todo para el
inglés que acorraló a su rival contra las rejas y no le dio respiro. “El
Conquistador” aguantó hasta donde pudo. A tres minutos de la finalización del
segundo round, el árbitro Marc Goddard juzgó que el boricua no estaba
defendiéndose de manera inteligente por lo que decidió finalizar el combate.

 

Bisping dejó que sus puños hablen por él en el
octágono y consiguió una victoria importante en su carrera hacia el título:

 

“Él fue muy insultante hacia mí.
Se burló de mí en Internet, hablando de mí y de mi familia. Todo ello creció dentro mío, y me hizo volar un poco,
así que pido disculpas. Los videos definitivamente me motivaron y me hicieron trabajar más
duro. La provocación es parte del
juego, pero dejé que
me afectara demasiado. Soy un
tipo emocional. Todo
lo que sale de mi
boca sale de
mi corazón. Él se
rió de mi, burlándose frente a  todo el
mundo”.

 

Pese a la controversia, Bisping superó
ampliamente a su rival en todas las facetas de las artes marciales mixtas. Como
dice el refrán: “el que ríe último ríe mejor”.