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Mike Pyle, un guerrero en todo el sentido de la palabra

El próximo 22 de febrero, en Las Vegas, tendrá lugar el UFC 170, en el cual la pelea principal es por el título gallo entre Ronda Rousey y Sara McMann, pero donde también estará en acción el veterano peso welter Mike Pyle, uno que necesita salir triunfador tras venir de una derrota en su pasado enfrentamiento en agosto del 2013.

Veterano de mil batallas, Pyle llegó al WEC en el 2005 y desde ese momento ha sido uno de los peleadores que más emoción levanta en los fanáticos de las MMA y lo más interesante es que su manera de pelea no ha cambiado en ningún momento.

En el UFC, los fans aman a este tipo de guerrero que deja todo en el octágono, sin importar el resultado de sus enfrentamientos y que siempre van hacia adelante.

Ahora mismo, Pyle (25-9-1) está en un momento en que, siempre que siga dando espectáculo, hay oportunidades para él en el UFC y los bonos de la noche siempre estarán ahí a su alcance.

Su rival esta vez es TJ Waldburger (16-8), otro que quiere mantenerse relevante, tras caer en dos de sus últimos enfrentamientos, y que sabe que un triunfo sobre Mike le abriría las puertas a mejores peleas y mucho mejor reconocimiento. Así de sencillo.

Sobre todo si recordamos que Pyle en el 2005 fue campeón welter en el WEC y que se ha enfrentado a muy buenos peleadores, Jake Ellenberger, Ricardo Almeida y Rick Story, entre otros. Incluso, la razón por la que perdió su corona fue porque abandonó la organización, no porque haya caído con alguien.

Él es de la vieja escuela. Pyle está hecho de dinamita en el octágono pues, repito, siempre sale a dar espectáculo, ganando o perdiendo, y esa es su esencia como peleador. Para los fanáticos, él es una especie que da la impresión que está en extinción, pues en la medida que se ha expandido el deporte y el UFC, han cambiado un poco las actitudes dentro de la jaula.

Con el aumento de las bolsas, los patrocinios y la fama, muchos peleadores arriesgan menos para salir triunfadores. Y eso no siempre agrada a los fanáticos de hueso colorado. Los que viven y respiran MMA. Para ellos, el subir al octágono es sinónimo de acción, emoción, intercambios brutales y hasta poca defensa. Mike Pyle trae todo eso, pero sobre todas las cosas, trae el corazón del peleador de antaño con la incansable voluntad de siempre dejarlo todo ante el oponente.

Eso es lo que es este veterano de 38 años, para el que salir a combatir con ganas es como cualquier día en la oficina; es decir, un día de trabajo. Ni más ni menos. Nada de mucha estrategia, ni planes de pelea muy sofisticados. Si subes al octágono es para soltar las manos y punto.

Es por eso que Pyle es tan popular para la mayoría de los amantes de este deporte. Recuerden, especies como él, a veces, parecen estar en extinción y a la gente le gusta. No hay secretos aquí, si eres sinónimo de acción, tú eres querido y amado.

Así de simple.

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