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Conociendo el The Ultimate Fighter

Ahora que estamos viviendo la temporada 19 del The Ultimate Fighter, con BJ Penn y Frankie Edgar como entrenadores, parece que fue ayer que tuvo lugar la primera edición en el 2005, cuando se coronaron Forrest Griffin y Diego Sánchez.

Hace ya ocho años que este programa televisivo se lanzó por primera vez y mucho ha llovido desde entonces.

En la actualidad, hay algunos factores que han cambiado, pero la esencia es la misma. Son varios competidores que se dividen en dos equipos, pelean entre ellos durante la competencia, se van eliminando y al final hay un ganador que se lleva un contrato con el UFC, un sueño para todos los deportistas jóvenes que practican MMA.

Los muchachos van a las audiencias, donde compiten y son seleccionados los que van a pelear por el derecho de entrar a la casa. Precisamente, en cada primer capítulo vemos las peleas preliminares en donde estos aspirantes se matan por el sueño de llegar a esa casa del TUF, ese sueño que hicieron realidad Griffin y Stephan Bonnar, los dos finalistas iniciales que abrieron el camino para que esta competencia esté hoy en el lugar que se encuentra.

Ya dentro de la casa, el proceso tiene sus características. Entrenas durante la semana, peleas contra rivales del equipo rival, hay conflictos entre los participantes, últimamente los entrenadores tienen sus desafíos entre ellos, pero lo más importante es que todo esto siempre termina en el combate semanal. Es decir, el clímax se siente cuando, al final de cada episodio, los participantes entran al octágono para definir quién sigue con vida y quién termina de competir.

No faltan los peleadores que se convierten en personajes y que cada semana uno espera la hora del capítulo para ver en qué andan. No todo es competencia y MMA en el TUF.

Pero antes de cada combate, vemos las sesiones de entrenamiento, donde los entrenadores trabajan desde su experiencia para trasmitírsela a sus pupilos de la mejor manera posible. Ojo, no todos los entrenadores son buenos, ni ayudan con el mismo énfasis a los muchachos. Eso está claro, pero eso es parte de la magia del programa. Unos son mejores que otros y no estoy hablando del octágono.

También, pelean con más frecuencia que la regular para cualquier profesional, 3-4 veces en unos tres meses, sobre todo los que siguen avanzando y manteniéndose vivos en el show. Y ese es uno de los grandes retos, combatir continuamente y tener que ganar para que el sueño siga vivo.

Además, es justo señalar que, mientras pelean en la casa, son combates de dos asaltos y cuando éstos acaban, si hay empate, van a uno de muerte súbita, donde sí o sí se decide el ganador.

No puedo dejar de mencionar el sello internacional que ya ha llegado para quedarse. Ediciones en Brasil, Australia vs Gran Bretaña, el recién terminado Australia vs Canadá y el que viene en México, con Caín Velásquez y Fabricio Werdum como entrenadores.

Finalmente, quiero enfatizar que lo más importante es que el ganador siempre consigue su contrato con el UFC y eso es aliciente suficiente para dejarlo todo en la casa.

Me puedes seguir en twitter en @vikingomartell