Pasar al contenido principal
/themes/custom/ufc/assets/img/default-hero.jpg

¿El fanático más viejo del UFC?

"La estrategia que eso implica es lo más impresionante. Es además un desafío
mental para cualquiera que entra al ring o al Octágono”. - Sam Chinkes

UFC fan Sam ChinkesCompleta el espacio en blanco con el número correcto:
El fanático del UFC más viejo que conozco tiene __ años de edad.

¿63? ¿67? ¿72?

Deja de pensar en tus conocidos. Yo seguro te gano.

Estoy convencido de que el hombre con el récord de
fanático de mayor edad del UFC vive aquí mismo en la capital mundial de las
peleas, Las Vegas.

Nativo de Nueva York y veterano de la segunda guerra
mundial, ha trabajado de forma extensa como ejecutivo de publicidad, pintor y
escultor. Y en su tiempo libre su gusto televisivo ha generado que su esposa,
con quien lleva 62 años de matrimonio, le pregunte muchas noches: “¿Por qué estás
viendo eso otra vez?”.

“¡Porque es lo mejor que hay en televisión!” le responde
en un tono amable, invocando al humor como el principal ingrediente de su larga
unión.

Este peculiar superfanático nació en 1923, se llama Sam
Chinkes y tiene apenas 88 años. Mientras que el principal grupo demográfico de
los seguidores del UFC lo conforman los hombres de entre 18 y 34 años, el Sr.
Chinkes es la prueba viviente de que, a pesar de que el deporte ha atraído también
a un número sorprendente de mujeres, los hombres mayores no son inmunes a la
atracción que provocan las cualidades y destrezas de los peleadores en las
celdas. Después de todo, la fascinación con las peleas es parte del ADN de cada
ser humano.

Chinkes cuenta que él ha mirado religiosamente el UFC a
partir del inicio de la década de los noventa. Desde los tiempos en que Royce
Gracie puso el UFC en el mapa con triunfos increíbles en contra de titanes de
250 libras.

“A mi mujer no le interesa”, confiesa Chinkes. “Pero ella
tiene su propia TV”. Yo miro (UFC) cada vez que puedo y la mayoría del tiempo
encuentro que es lo mejor que están dando… excepto por algunas de mis viejas películas
favoritas. Miro películas de la mafia todo el tiempo. Es que soy de Nueva York.
Pero muchas veces prefiero al UFC en lugar de mis películas porque a algunas ya
las he visto muchas veces. Me aseguro de encontrar todas las estadísticas antes
de cada pelea. Me enloquece el presentador Bruce Buffer. ¡Es excelente! Muy dramático.
Un profesional de verdad”.

En sus tiempos, el fuerte de Chinkes era la carrera
pedestre, a pesar de que siempre se sintió atraído por el boxeo. De niño y
creciendo en el Bronx, él y algunos amigos fabricaron un saco de boxeo usando
una bolsa de papas para poder golpearlo y probar sus habilidades. Se ponían
guantes y sin dañarse entrenaban boxeo bajo una escalera contra incendios.

“Nunca nos golpeábamos duro – sin embargo una vez vi las
estrellas”, Chinkes recordó.  “Yo no soy
un peleador. Nunca en mi vida me involucré en una pelea. Pero si el UFC hubiera
existido cuando yo era joven, me hubiera gustado entrenar para pelear. Estoy
absolutamente seguro de que lo podría haber hecho. Hubiera entendido a mis
peleadores, sido un buen estratega. Soy un sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial,
así que razono de esa manera”. “Siempre me ha gustado el deporte. Es atlético. Existe un arte de mantener el balance, y golpear al mismo tiempo de evitar ser golpeado. La estrategia que eso implica es lo más impresionante. Es además un desafío mental para cualquiera que entra al ring o al Octágono”. 

Le pedí al Sr. Chinkes que nombrara a sus peleadores
favoritos del UFC.

“El chico de Canadá… ¿cómo se llama? … GSP”, se responde
a sí mismo. “El tipo pesado al que derrotaron recientemente… el campeón de los
pesos pesados… ¡Brock Lesnar! Sí. Él me gustó por un tiempo, pero vi que por más
duro que es y por más grande que sea, no puede aguantar un golpe. ¿O estoy
equivocado?”.

Material Extra: Como (accidentalmente) conocí a Sam
Chinkes

Las buenas historias, como los billetes de $100, supuestamente
no caen milagrosamente del cielo a tu falda. Una suerte cósmica provocó que mi
camino se cruzara con el de Mr. Chinkes. Estaba leyendo solo, en la que parece
la última tienda de libros del mundo, cuando un señor se sentó en la mesa cerca
de mí. Hasta donde recuerdo, siempre he tenido simpatía por los mayores, particularmente
aquellos con energía positiva que siempre ven el vaso medio lleno. El hombre a
mi lado, muy relajado pero seguro de sí mismo, daba con esa descripción. Le
pregunté qué estaba leyendo y la conversación continuó a partir de ese momento
como si lo hubiera conocido desde hacía años.

Se lo veía muy atento, demostrando tener una mente muy ágil.

“Usted debe leer mucho”, supuse.

“De hecho, no tanto”, me respondió.

Eso nos llevó a un terreno aún más interesante: Él ha
estado casado por 62 años con la misma mujer. ¡62 años! ¿Con qué otra cosa que
no sea comida, agua y un inodoro tú puedes disfrutar una relación de 62 años?

Siempre me fascinaron los mayores, por el saber que han
acumulado y que podría ahorrarnos el sufrimiento de aprender a costa de
nuestros propios errores. Siempre me molestó la forma en que aparentemente, y en
mi opinión, la sociedad trata a los ancianos como ciudadanos de segunda clase. Hay
otras culturas en la que los mayores son reverenciados. Aquí los tratamos de
forma diferenciada, como si fueran todos seniles todos, algo a lo que no
queremos llegar.

Y siempre, siempre, siempre me fascinó la gente que logra
hacer que su matrimonio funcione por mucho tiempo. 30 años. 40 años. 50 años. Y
no sufrir el matrimonio, sino disfrutarlo. Siendo yo un divorciado, me
despierta interés cuando casados por mucho tiempo comparten sus secretos y consejos.

“¿Quieres saber el secreto?”, me preguntó. “El humor. Nos
hacemos reír todo el tiempo. Yo solía pensar que los años de jóvenes eran los
mejores. Pero la verdad es que los años de viejo son los mejores. Nos reímos más
ahora que nunca”.

Luego me pide que adivine su edad. Me concentro en su rostro
y contextura. Siempre poseí una increíble (y totalmente inútil) capacidad para
adivinar el peso de alguien con un margen de error de dos o tres libras. Viene
de mi pasado como luchador. La edad de la gente siempre me costó, porque
algunos envejecen prematuramente y otros lo hacen muy bien.

“76”, le dije al Sr. Chinkes.

Mi equivocación le causa gracia.

“88”.

Hablamos un poco más y de alguna forma empezamos a
discutir la programación de la televisión. Yo vivo en una casa de cuatro
habitaciones y tengo una televisión de 20 pulgadas que jamás, ni siquiera una
vez, he prendido o mirado. Mi amigo instantáneo mira bastante.

“¿Sabes que es lo mejor en la televisión hoy en día?”, pregunta
retóricamente. “El UFC”.

No reaccioné inmediatamente. No hice la conexión. ¿UFC? Deben
ser las tres iniciales de alguna organización para ancianos.No se podía estar refiriendo al UFC que conozco y me apasiona
– Ultimate Fighting Championship.

Pero para asegurarme… “¿A qué se refiere con UFC? No se
refiere al UFC de las peleas en celdas, ¿no?”.

“¡Sí, peleas en celdas! ¡Me encantan!”.

Y así fue. Aparentemente cada grupo demográfico del
planeta es susceptible al UFC, que es uno de los pocos lugares del mundo donde
se llega a la cima por mérito propio. No como en otros ámbitos. El UFC no es la
industria de a-quién-conoces. Tampoco la de quien tiene más dinero, o los
mejores abogados, o el bobo más lindo. Es un mano a mano. Que gane el mejor. Sam
Chinkes “lo entiende” recordándome – recordándonos a todos – que debemos
aprender a evolucionar y mantener nuestra mente abierta mientras estemos vivos.

Lo acompañé hasta su coche. Me quería mostrar algo. Abre
el baúl de su carro. Allí hay docenas de playeras negras. Levanta una: Es el
dibujo de un peleador dándole una patada frontal a la cara a otro. Una reminiscencia
de la técnica que usó Anderson Silva para noquear a Vitor Belfort y que nos
quitó la respiración a todos.

“Dibujé eso de memoria en sólo segundos”, dijo Chinkes.

Sam Chinkes me regaló una de las playeras. Y yo admiro
tanto a este fanático extraordinario, y su amor por el UFC, que escribí esta
historia acerca de él.

Sam nunca ha ido a un evento en vivo del UFC. El UFC y yo
cambiaremos eso muy pronto. Do you know a UFC fan who breaks the mold, or are you one? Email a picture and description to fanpic@ufc.com to be considered for a future feature!