El nicaraguense Christhian Soto es apodado Robocop. Sus convicciones son de acero: “Cuando digo que haré algo, lo cumplo. ¡No me gusta dejar las cosas a medias!”
Prefiere las películas de acción, suspenso y drama. El rock en español y los clásicos de los 90 son sus géneros musicales favoritos. Tiene varios pasatiempos: salir con su esposa y amigos; cuidar a sus dos hijos -una niña de dos años y un niño de seis meses-; correr al aire libre, ir al gimnasio y jugar futbol.
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Christhian Soto tiene dos metas: la primera, aprender a hablar inglés; la segunda, poner una escuela de MMA en Nicaragua.
“Mi país necesita un lugar de calidad con buen nivel porque hace falta mucho conocimiento"
"me gustaría tener contacto con academias de otros países y que la consideraran como una buena opción para hacer campamentos.”
Además de apoyar a su selección, sus equipos de futbol son: Club Ferretti y Juventus Managua -porque algunos amigos juegan en ese club-. Su amor por este deporte surgió desde niño.
“Antes de incursionar en las artes marciales mixtas jugué futbol. Hace como siete u ocho años llegué a primera división, pero no había mucho apoyo económico por lo que seguí con mis estudios y me alejé del balompié.”
“Robocop” se graduó en Mercadeo. Sabe lo que es el trabajo duro. “Comencé con empleos en diversos bares, en la rama de ventas en distintas empresas, en construcción, productos de limpieza y call centers.”
Después de su primera pelea amateur se volvió adicto a la adrenalina. “Nunca imaginé dedicar mi vida a un deporte como las artes marciales mixtas. De niño también practiqué beisbol, pero estoy muy contento.”
Admira a tres personajes: el boxeador Alexis Argüello, al beisbolista Danilo Sotelo y al revolucionario César Sandino. Considera que la disciplina y el respeto son los valores más importantes. El spaguetti y el vaho -platillo típico de Nicaragua- son sus platillos favoritos.
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A sus 32 años de edad es uno de los pioneros de las MMA en Nicaragua. “El mejor consejo que puedo dar es aprovechar el tiempo y la juventud.”