El argentino clavó 170.5 libras en la balanza y quedó preparado para enfrentar el sábado a Lorenz Larkin en la co-estelar del UFC Fight Night Machida vs Romero.
La gente no quiso esperar y desde las 16 de Miami comenzó a llenar el Hard Rock, para hacerse presente en la zona donde se realizó el pesaje del UFC Fight Night de Florida que tendrá lugar este mismo sábado por la noche. En una cartelera con grandes atractivos, mi único foco estaba puesto en Santiago Ponzinibbio, quien no tuvo problemas para dar 170.5 libras y así entrar en lo permitido por la categoría wélter.
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Lorenz Larkin, rival del argentino, también dio 170.5 en la balanza y así ambos quedaron preparados para lo que será la pelea co-estelar de la noche. En el famoso cara a cara tras cada pesaje, Santiago prefirió mantenerse calmo y ni siquiera levantó las manos. El estadounidense también adoptó idéntica postura. De todas formas, hubo cordialidad y un saludo entre los dos, para dejar en claro que hay respeto por el contrincante.
Exactamente el miércoles había visto a Ponzinibbio, quien en ese momento me confesó que estaba alrededor de los 90 kilos. En apenas dos días logró bajar una cantidad increíble de peso y alcanzó con lo justo los 77.100. Habrá que ver cómo repercute en su cuerpo una bajada tan abrupta y luego el rebote de la subida, pero él mismo se encargó de detallar que su cuerpo está acostumbrado, y el hecho de nunca haber fallado en una ceremonia de pesaje lo avala.
Luego de vencer a la balanza, el argentino comenzó a animar con gestos al público brasileño, que se olvidó rápidamente de la rivalidad histórica entre países y lo aplaudió hasta que se retiró del escenario.
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En todo momento Ponzinibbio se encargó de manifestar que su nivel de confianza es altísimo, y eso se vio durante su caminar en la ceremonia. Sabe que Larkin es un rival de temer y que tiene mucha historia (incluso derrotó en Strikeforce a Robbie Lawler, actual campeón UFC), pero también piensa que él tiene mejor nivel en el combate de pie y además es muy superior en el juego de piso. Con todas las variantes que fue adquiriendo desde su llegada al American Top Team, con residencia en Miami incluida, sostiene que le sobran variantes para salir con el brazo en alto del octágono. De todas formas, habrá que esperar para conocer el resultado.
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“Voy a dejar la bandera de Argentina bien alta, quiero llevar una nueva victoria para mi país”, me contó en la previa, siempre con una sonrisa en su cara y con el sueño de despertar aún más el fanatismo del público argentino por las artes marciales mixtas. El embajador celeste y blanco ya tiene todo listo para una nueva demostración. El sábado subirá al octágono con el apoyo de 40 millones de compatriotas.