“Ser un referente de las MMA femeninas en México me generó presión y responsabilidad”, dice Irene Aldana antes de volver a pisar el Octágono, sin temor a explicar lo que sucedió en su debut.
“Las expectativas son grandes. Hay muchos ojos puestos en Alexa (Grasso) y en mí, pero aprendí a relajarme y he convertido todo eso en motivación”.
Fue hace poco más de tres meses cuando Aldana subió al octágono por primera vez frente a Leslie Smith en un combate que se llevó el reconocimiento a Pelea de la Noche y Smith ganó por decisión.
Los nervios le jugaron en contra, lo reconoce y para UFC 210 lo ha afrontado: “Estar en el octágono fue muy diferente a todo lo que había experimentado y me ganó la emoción. Para este segundo reto en UFC 210 he trabajado la parte mental para estar enfocada, concentrada y positiva.
En el campamento pasado me estresé de más, ahora estoy disfrutando cada entrenamiento. Mostraré que soy una Irene mejorada, con más técnica y acondicionamiento físico. Será una pelea muy entretenida”.
Le gusta el intercambio y el poder de sus puños es innegable: cinco de sus siete triunfos han sido por nocaut. Su rival Katlyn Chookagian nunca ha perdido por esta vía y sus triunfos suelen ser por decisión.
Irene quiere además finalizar: “Quiero ganar, dar un buen espectáculo y que le afición se divierta; además volver a mi racha de finalizaciones así que seré agresiva. Es una rival con bastante experiencia y gran técnica. Es inteligente, ‘no se avienta a lo loco’. Me gusta enfrentar a alguien con ese estilo”.
UFC 210 es una gran oportunidad para la mexicana, así como una dura obligación, pues dos derrotas la pondrían en una posición incómoda.