Han pasado más de dos años desde que Miesha ‘Cupcake’ Tate tuvo una oportunidad por el cinturón, en UFC 196 vuelve a tenerla y veremos a su mejor versión.
Ha sido un camino largo de vuelta a una pelea de título para Miesha Tate.
Después de caer ante Ronda Rousey en UFC 168, la ex campeona gallo de Strikeforce tenía varios puntos positivos a pesar de la derrota.
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Tate le había dado la pelea más larga de su carrera a Rousey, y por momentos en la pelea de pie se vio superior a la ahora ex campeona. Esa pelea también marcó un cambio importante en su entrenamiento, haciendo el campamento por primera vez en el gimnasio Xtreme Couture de Las Vegas, Nevada, reencontrándose con el entrenador Robert Follis.
Con dos derrotas en UFC, y dos derrotas ante Rousey, Miesha Tate hizo lo que marca a los grandes peleadores. Hizo sacrificios, regresó al trabajo e inició la mejor racha para cualquier retadora en las 135 libras.
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Ante Liz Carmouche en la ciudad de Orlando tendría un combate complicado. La posibilidad de que Tate tuviera tres peleas en UFC sin victorias hizo que subiera tensa al octágono y fuera víctima de uno de sus característicos arranques lentos. Después de dos cerrados asaltos ante la primer mujer en subir al octágono de UFC, ‘Cupcake’ se apoyó en su gran base de lucha para dominar el tercer asalto y llevarse su primer victoria en el octágono.
Tate viajaría a Japón para recibir a la debutante Rin Nakai, quién hacía su primera entrada al octágono sin derrotas en su récord y con 16 triunfos. Ante los movimientos heterodoxos de Nakai, Tate mostraba una nueva calma y paciencia. Cerrando espacios y cambiando perfiles, Tate conectaría cinco veces más golpes que Nakai y podría defender sin problemas los intentos de sumisión de la japonesa para llevarse las tarjetas.
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En UFC 183, ante la medallista olímpica, Sara McMann, Miesha tendría el momento más complicado de su gran racha. Dos fuertes derechas mandaron a Tate a la lona en el primer minuto de acción. Con esos golpes McMann había fracturado un hueso en el orbital izquierdo de Tate, pero después de ser dominada en el primer asalto, daría vuelta a la pelea.
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El trabajo en el golpeo con el entrenador Jimmy Gifford, daba frutos. Tate podía dominar los intercambios el resto de la pelea y cerrar amenazando con una sumisión en control lateral para ligar tres victorias en fila.
Enfrentando a Jessica Eye, la transformación estaba completa. El golpeo de Tate fue dominante y con más poder del que habíamos visto en su carrera, enviando a Eye a la lona con una derecha en el primer y segundo asalto. La lucha, la gran fortaleza de Tate, fue aún más efectiva detrás de este golpeo mejorado.
Han sido dos años de trabajo fuerte y cambios para Miesha Tate. Los resultados han sido claros. Cuatro victorias sólidas de manera consecutiva han dejado claro que es la merecida retadora al cinturón de Holly Holm el 5 de marzo en UFC 196 y esa noche, sin duda alguna, veremos la mejor versión de Miesha Tate.